BRASIL

01.09.2018

Brasil es un país muy diverso, lo cual no sorprende si tenemos en cuenta su tamaño y su localización geográfica. Parte del país se encuentra muy cerca del ecuador por lo que concentra una vegetación y clima tropicales mientras que otra parte (la más lejana al ecuador) presenta un clima más templado y paisajes tan extremos como la sabana y la caatinga. El país ofrece atractivos turísticos para todos los gustos; desde bosques y parques nacionales llenos de aventura y desconexión hasta playas paradisiacas con complejos hoteleros de lujo pasando por el ambiente carnavalero de Rio o Bahia. 

Para todos aquellos que pretendan visitar el país:

¿Qué saber antes de visitar Brasil?

  • ¿Es necesario solicitar visado? ¿Y vacunarse?
  • ¿Qué moneda se usa y qué idiomas se hablan?
  • ¿Qué lugares visitar y cómo moverse?

VISADO Y VACUNAS

Para los españoles que no pretendan pasar más de 3 meses en el país, no es necesario solicitar ningún visado. Sin embargo, y en cuanto a las vacunas, en la actualidad es obligatorio vacunarse de la fiebre amarilla para entrar al país ya que están pasando por una oleada de casos. A no ser que tengas pensado visitar la zona de Iguazú o Amazonia, no es necesaria la administración de ninguna otra vacuna. Para recibir la vacuna de la fiebre amarilla puedes pedir cita en el centro de vacunación internacional a través de la web del ministerio de sanidad (https://www.msssi.gob.es/sanitarios/consejos/vacExt.do). El precio de la vacuna es de 18€. También es recomendable vacunarse de la Hepatitis A debido a su fácil contagio a través de comidas y bebidas contaminadas. Para conseguir esta vacuna te recomiendo que pidas cita en tu centro, ya que se agota pronto en las farmacias. En cuanto a otras recomendaciones: No olvides llevar un buen repelente de mosquitos y ropas largas que te protejan. Aún así te picarán, pero siempre es mejor tener un poco de cuidado y evitar la molestia de picaduras excesivas. 

MONEDA E IDIOMA

 La moneda en Brasil es el Real Brasileño, cuya equivalencia en euros es la siguiente: 1 BRL = 0,21 €. De forma general, los precios en brasil son más baratos que en españa y otros países de europa, aunque siempre dependerá de las zonas por las que te muevas. En regiones muy turísticas y ricas puede que todo se encarezca más. 

En cuanto al idioma, como ya sabrán, los brasileños hablan portugués con un toque especial que los diferencia del portugués hablado en Portugal. Es un idioma bastante fácil de seguir para los castellano-parlantes así que te recomiendo aprender al menos algunas palabras clave o frases que te ayudarán durante tu viaje. Aún así es muy probable que encuentres a alguien que sepa inglés o español alrededor :). En definitiva, el idioma no será un problema para tu viaje en Brasil.

LUGARES DE INTERÉS

Y bueno, ahora sí, llegamos a la parte más bonita: ¡La ruta por Brasil!

Brasil es un país muy grande y con paisajes muy diferentes. Puedes encontrar desde ciudades super pobladas como Sao Paulo a selvas y desiertos como el Amazonas y el Parque nacional de Lencóis Maranhenses. Debes organizar bien tu viaje para saber que precauciones debes tomar, ya que éstas pueden variar mucho en función de la zona que visites. Yo les contaré la ruta que seguí e intentaré recordar también los consejos mas importantes.

  • Sao Paulo (Llegada desde Madrid)

Sao Paulo es la capital del Estado de Sao Paulo, el más poblado del país con unos 13 millones de personas. Se conoce por ser una ciudad muy cosmopolita e internacional, con gente de múltiples nacionalidades y un ritmo de vida frenético. De esto te darás cuenta tan pronto como te eches a la carretera, el tráfico es terrible. Aún así es una ciudad digna de conocer al menos una vez. Si eres amante de las ciudades grandes entonces puedes pasar mas tiempo en ella pero en nuestro caso solo estuvimos el tiempo necesario para visitar a unos amigos y seguir nuestra ruta. 

El centro de la ciudad es increíble, repleto de edificios modernos y lujosos que acogen como de costumbre grandes multinacionales, bancos y empresas importantes del país. Podrás comprobar que en ella viven, por una parte, trabajadores elegantes, apresurados y con maletines relucientes y, por otra, personas sin hogar pidiendo dinero. Algo cada vez más típico en todas las ciudades del mundo. 

  • Rio de Janeiro

Rio de Janeiro era para mi una parada imprescindible, posiblemente por el renombre y lo famosa que es la ciudad (para bien y para mal). Para llegar decidimos tomar un vuelo de unas 2h de duración aunque también puedes optar por autobús, coche...

No voy a negarles que tuve un poco de miedo antes de llegar, especialmente porque en las noticias no paraban de mencionar los asesinatos constantes ocurridos en las favelas. Pero la realidad es que si evitas estas zonas, Rio de Janeiro es una ciudad de lo más turística y tranquila, por la que puedes pasear sin problema, bañarte en sus playas y beber caipirinha sin descanso. Eso sí, busca un hotel céntrico que te permita moverte tranquilamente a pie o en taxi sin tener que alejarte demasiado. Una imagen que nunca olvidaré es la de las favelas al salir del aeropuerto, el taxi pasó por un puente desde el que vimos una masa kilométrica, sucia y desordenada de casitas de colores viejos. Fue impactante.

Nosotros estuvimos unos 3 días en total y nos dio tiempo de sobra para recorrer las playas de Copacabana e Ipanema y visitar el Cristo Redentor, la imagen más típica del país que además te ofrecerá unas vistas impresionantes (compartidas con unos 100 turistas más en temporada baja). 

En cuanto a la comida (algo de lo que siempre me encanta hablar), en Brasil disfrutarás mucho. Nosotros decidimos comer como los locales así que nos dedicábamos a pedir zumos de las frutas más tropicales, cuencos de açai, empanadas y platos executivos ( platos combinados normalmente con arroz, judías negras, pollo/carne, huevo, etc). Si comes así, gastarás poco dinero, pero si prefieres ir a restaurantes más finos también los encontrarás principalmente en las avenidas y calles cercanas a las playas.

>     Chapada Diamantina (Estado de Bahía)

Desde Rio de Janeiro tomamos un avión directo a Salvador de Bahía y desde el aeropuerto un bus que nos llevó a la estación de autobuses desde donde salía el autobús directo a Chapada Diamantina, uno de los parques nacionales más impresionantes que he visto. 

Para visitar el parque puedes elegir entre varios pueblos donde alojarte y desde los que comenzar tus rutas. Nosotros elegimos Vale do Capao, un pequeño pueblo del municipio de Palmeiras. El lugar era pintoresco, una calle principal con casitas de colores a ambos lados, pequeños locales con comida casera (Pao de queijo y empanadas que no falten), un pequeño mercado y algunas tiendas bohemias. Podría decirse que es un pueblo de cuento, rodeado de las montañas más espectaculares, el verde más intenso y algunas de las cascadas más sorprendentes que he visto en mi vida. La gente allí vive en una especie de burbuja llena de buenas vibraciones y cero estrés. Los viajeros, por experiencia propia, igual. Pasamos 5 noches en Vale do Capao, en un alojamiento muy sencillo pero cómodo (la mayor parte del tiempo la pasaríamos descubriendo el parque). Mi consejo es que vayan con algún alojamiento reservado, vimos a varias personas cargadas con sus mochilas buscando sin éxito un lugar donde quedarse. 

Las rutas que nosotros hicimos y que recomiendo al 100% (algunas de ellas incluso varias veces) fueron:

  1. Cachoeira da fumaça. Definitivamente mi preferida. El camino desde el pueblo es un poco largo y duro pero el paisaje es espectacular y sin duda merece muchísimo la pena. No hay palabras para describir el momento en el que llegas y ves esa cascada infinita cayendo y dejando ese rastro de "humo" que envuelve todo el ambiente. Una maravilla.
  2. Cachoeira Ribeirão do Meio. 
  3. Vale do Pati. Esta ruta requiere de varios días de caminata si se quiere hacer entera. Nosotros solo le dedicamos un día (10 horas andando sin parar) y nos arrepentimos porque no pudimos llegar a la parte más bonita. Para hacerla entera debes llevarte tu tienda de campaña, comida y bebida.
  4. Riachinho. Igual que la cachoeira, es un sendero más corto pero igualmente gratificante, ¡qué bien sabe ese baño rodeados de naturaleza!

Transcurrida nuestra estancia en Vale do Capao, volvimos a tomar el mismo transporte hasta la estación de autobuses de salvador y desde ahí al aeropuerto, siguiente destino: Fortaleza-Ceará.

  • Jericoacoara (Estado de Ceará)

Desde el aeropuerto contratamos el servicio de transporte en 4x4 hacia Jericoacoara. El viaje dura 1 hora y media y merece la pena contratar este servicio si, como nosotros, no tienes todo el tiempo del mundo para depender del transporte público y quieres llegar cuanto antes a tu destino. Te recogen en el aeropuerto de Fortaleza y, si coincide con la hora del almuerzo, hacen una parada para comer y luego continuar con el viaje. Hacía un calor y una humedad tremenda, por lo que el aire acondicionado del 4x4 se agradecía. En total, pagamos unos 50€ por el transporte hasta nuestro hospedaje en Jeri. Nosotros decidimos quedarnos en una casa de AirBnb que nos gustó mucho y que estaba muy cerca de todos los lugares de interés. 

Durante nuestros días en Jeri (3 días y 2 noches) decidimos relajarnos al completo. Bien temprano por la mañana salíamos a pasear por la inmensa playa, comprábamos algo en TudoBem (supermercado barato) y nos perdíamos por las dunas. Los atardecederes de Jeri son otro nivel, merece la pena verlos todos. El ambiente que se genera es especial, algo que por lo que me han contado es común en muchos países de Sudamérica. Cuando el sol desaparece la gente empieza a aplaudir. Seguramente es la forma más bonita de dar las gracias por un día más en este planeta tan precioso.

Después del atardecer, Jeri se convertía en un lugar de festejo, de baile, de música, de capoeira y de caipirinhas y mojitos.  Imposible irse a casa. Así que para las cenas, nos dábamos algún capricho y elegíamos uno de los numerosos restaurantes de playa. Después de la cena y algún paseo más puedes optar por noches de fiesta o, como nosotros, descansar para madrugar. En nuestro último día decidimos visitar la playa Lagoa do Paraiso, una maravilla. Para llegar paramos uno de los transfer que pasan constantemente por el pueblo y les pedimos que nos llevaran. Nos costó 25 reales a cada uno. Menos de 4 euros.

En Lagoa do Paraiso pasamos todo el día, en las hamacas dentro del agua, paseando, comiendo en uno de los restaurantes (no los del hotel principal que son caros) y tomando jugos de frutas sin parar :) 

Al día siguiente, con el mismo servicio de 4x4, volvimos al aeropuerto para coger nuestro vuelo a nuestro siguiente destino: Florianópolis

  • Florianópolis 

Florianópolis es un destino de moda perteneciente a la isla de Santa Catarina. Es una zona muy turística pero tranquila y bien cuidada que atrae siempre a turistas nacionales y algunos, como nosotros, internacionales. La región es bastante grande por lo que en nuestros 5 días allí decidimos quedarnos un par de noches en Campeche (aproximadamente en el centro de la isla) y el resto en el centro de la "ciudad". Durante nuestra estancia nos movimos sobretodo en autobús público (no era lo mejor del mundo pero pasaban con cierta frecuencia) y también en coche ya que nuestros amigos de Sao Paulo se reunieron con nosotros allí por unos días. Entre nuestros lugares favoritos:

Lagoinha do Leste. Playa espectacular a la que tienes que llegar andando por un sendero no muy sencillo pero desde luego merecedor de todos los esfuerzos. En la playa puedes pasar horas disfrutando ensimismado del paisaje y del agua cristalina.

Praia do campeche. Una playa muy larga, con vegetación alrededor y paseos preparados para recorrerla de punta a punta. Cerca de servicios de todo tipo.

Praia do Pantano do Sul. Esta playa pertenece a un pequeño pueblo pesquero con gran tradición y en él puedes encontrar uno de los restaurantes más peculiares que he conocido en mi vida, el Bar do Arante. En él, todos los visitantes que lo deseen pueden dejar sus comentarios en pequeños papelitos que luego se cuelgan de las paredes, los techos y la decoración del sitio pasando a formar parte de la imagen más característica del local. Es impresionante. Y, lo más importante, la comida también está riquísima.

  • Guarda do Embaú

Guarda do Embaú fue nuestro último destino y podemos decir que sin duda se puede considerar la guinda del pastel. Es un lugar relativamente desconocido pero que guarda un encanto muy especial. Para llegar cogimos un bus desde florianópolis hasta Enseada da Pinheira (aprox. 1 hora y media). Nosotros nos quedábamos en Praia da cima,  en lo que, para mí, fue el mejor alojamiento del viaje y por ello (aunque no suelo hacerlo) voy a poner aquí el nombre del sitio: Recanto Astral das Praias. El alojamiento lo llevaba una pareja muy joven, amantes de la naturaleza y de los viajes al igual que nosotros y con los que al final terminamos cogeniando muy bien.  Así que 100% recomendable. Desde aquí caminábamos todos los días a la playa de Guarda do Embaú por un camino de tierra que hacía mucha gente andando, en bici o en coche y que te llevaba a una de las playas más preciosas del país. En parte gracias a la combinación con el río da Madre. El cambio de las mareas se hacía notar considerablemente haciendo que el paisaje cambiara drásticamente y que pudieras adentrarte más o menos en el mar. Además, había varios senderos alrededor. Uno de ellos te llevaba a lo alto de la cima desde donde disfrutar de la mejor panorámica del lugar. No tiene pérdida porque verás a mucha gente hacerlo y hay indicaciones. No puedes dejar de ir.

En los alrededores de la playa hay locales de venta de ropa de baño, canoas, piraguas y todo tipo de material que la gente utilizaba para cruzar el rio. Sin embargo, si te atreves a adentrarte en él estudiando un poco la profundidad, no tendrás problema alguno para llegar a la playa. En el pequeño pueblo además hay varios restaurantes para comer y cenar a cualquier hora. Un lugar fantástico.

Y después de un par de días en este maravilloso paraje nuestro viaje brasileño llegó a su fin. Volvimos a Sao Paulo ya que nuestro avión de vuelta a Madrid salía desde allí y comenzamos a pensar en el próximo viaje. Ya saben, es adictivo.

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